Oh que Amigo nos es Cristo (Joseph M. Scriven, 1855, trad. Leandro Garza Mora) Estrofa I ¡Oh qué amigo nos es Cristo! Él llevó nuestro dolor; Él nos manda que llevemos todo a Dios en oración. Coro: ¿Vive el hombre desprovisto de paz, gozo y santo amor? Esto es porque no llevamos todo a Dios en oración. Estrofa II ¿Andas débil y cargado de cuidados y temor? A Jesús, refugio eterno, dile todo en oración. Coro. ¿Te desprecian tus amigos? Cuéntaselo en oración; En sus brazos de amor tierno, paz tendrá tu corazón. Estrofa III Jesucristo es nuestro Amigo: de esto prueba nos mostró, Pues a redimirnos vino; por nosotros se humanó Coro. El castigo de su pueblo en su muerte él sufrió; Cristo es un Amigo eterno; sólo en él confió yo.
Hay un canto nuevo en mi ser. Anécdota de su creación Luther Bridgers Sin sospechar que estaban en vísperas de una tragedia, el joven predicador llegó con su familia a la casa de sus suegros, pues iba a predicar en una campaña evangelistica en ese pueblo. La reunión familiar fue gozosa, y sus hijos jugaron felices con los abuelos. En la noche todos se acostaron cansados. Más tarde un vecino se despertó y vio la casa envuelta en llamas. Corrió al rescate, pero solo salieron con vida el padre y los abuelos. Pese a los esfuerzos, la madre con sus tres hijos murieron asfixiados. El viudo, Luther Bridgers, no pudo comprender tan terrible pena, pero se afianzó en las promesas de Dios en la Biblia. El Señor le dio un cantico en la noche oscura de su duelo, y la verdad del Salmo 42 se refleja en el himno #156 “Hay un canto nuevo en mi ser”. Además de escribir varios himnos, Bridgers también le sirvió al Señor como misionero en Bélgica, Checoslovaquia y Rusia....